William Rathje: 50 años del Proyecto Basura

 

Nidia Verónica Covarrubias Sánchez[1]

 

Recibido: 12/01/2023

Aceptado: 24/02/2023

 

 

 

Resumen

El artículo tiene la finalidad de acercar a los lectores hispanohablantes a la obra de William Rathje considerando que en este 2023 El Proyecto Basura (The Garbage Project) del arqueólogo estará cumpliendo 50 años. El texto contiene las líneas generales de la obra de Rathje creador de la ciencia social de la basura y algunas conclusiones contraintuitivas derivadas de los estudios minuciosos y rigurosos de Rathje y su equipo en vertederos y basura doméstica de ciudades en Estados Unidos.

 

Palabras clave: Rathje, Proyecto Basura, garbología, ciencia social de la basura

 

Abstract

This article aims to bring Spanish-speaking readers closer to the work of William Rathje, considering that in 2023 the archaeologist's The Garbage Project will be 50 years old. The text contains the general outlines of the work of Rathje, creator of the social science of rubbish, and some counter-intuitive conclusions derived from the meticulous and rigorous studies of Rathje and his team in landfills and domestic rubbish in cities in the United States.

 

Keywords: Rathje, Garbage Project, garbology, social science of rubbish

 

La obra del arqueólogo estadounidense William Rathje (1945-2012) es vasta. No pocas de sus publicaciones — como la Enciclopedia del consumo y los residuos —, son cita obligada dentro de diversas áreas del conocimiento relacionadas al medio ambiente, las políticas públicas, el marketing, la historia, la sociología, la antropología e incluso en aquellas relacionadas con el arte, la sociolingüística y la criminalística. Lo son porque tanto su metodología como sus resultados de investigación tienen mucho que aportar a los conocimientos actuales sobre cómo vivir y habitar mundos menos degradados. Como la mayor parte de su obra se encuentra en inglés[2], este texto pretende acercar a los lectores hispanohablantes a la misma, considerando que en este 2023 El Proyecto Basura (The Garbage Project) estará cumpliendo 50 años.

 

Rathje se licenció en antropología por la Universidad de Arizona en 1967 y culminó sus estudios de postdoctorado en la Universidad de Harvard, alcanzando reconocimiento en esos primeros años como mayanista. En 1971 obtuvo un puesto como profesor en la Universidad de Arizona, donde comenzó con el curso de Introducción a la Arqueología. Su giro hacia la garbología ocurrió en 1973, en parte como consecuencia de las actividades educativas que realizaba junto con sus estudiantes[3] pero también inspirado en una publicación de A.J. Weberman[4] en la revista Esquire (Lane, 2011). Desde entonces sus estudios se volcaron hacia la cultura material moderna, la arqueología de las sociedades contemporáneas, la investigación acerca de la generación de residuos, su composición en los vertederos, el reciclaje, la reducción de los residuos y su gestión, y el diseño de vertederos, todos estos intereses que se engloban dentro de la garbología.

¿Arqueología y sociedades contemporáneas?

Uno de los primeros retos a los que Rathje debió enfrentarse fue precisamente al paradigma tradicional de la arqueología. Era común pensar que la metodología arqueológica no era considerada como una herramienta para el estudio de las sociedades contemporáneas[5] (Schiffer, 2015) ¿De qué manera un arqueólogo podría explicar el rumbo que toman las sociedades contemporáneas? ¿Son las sociedades contemporáneas sujeto de estudio para la arqueología? Para Rathje la respuesta era afirmativa, y parte de esta estaba en la basura, pero no sólo en la basura de las civilizaciones antiguas, sino en la basura fresca acumulándose por toneladas de evidencia material de la conducta humana en los vertederos urbanos, así como en los residuos domésticos.

 

Mediante la categorización de los residuos encontrados en vertederos y hogares, aunada a la aplicación de encuestas, entrevistas y datos estadísticos, su labor de investigación contribuyó a la comprensión de los hábitos de las sociedades contemporáneas y abonó elementos a una discusión todavía abierta en el campo de la arqueología afirmando que los métodos de la arqueología pueden explicar nuestro presente y, por lo tanto, también nuestro posible futuro.

La cultura material moderna y la obra de William Rathje

Rathje fue un firme opositor de dos aspectos tradicionales con que se solía definir a la arqueología, a saber: “(a) que los arqueólogos solo deben excavar para obtener sus datos, y (b) que los datos arqueológicos deben ser viejos” (Rathje, 1979), lo que en sus palabras dejaba a la arqueología con una sola característica definitoria: “el foco en la interacción entre la cultura material, el comportamiento humano y las ideas, independiente del tiempo y el espacio” (Rathje, 1979).

 

Para Rathje, los estudios de la cultura material moderna contienen el potencial para desarrollar y validar los principios de la arqueología, de obtener y preservar de manera sistematizada y con menor distorsión los datos del pasado reciente y la actualidad, pero también tienen la capacidad de refrescar la disciplina mediante la visión de los nuevos profesionales empapados en la propia cultura material moderna, además de familiarizar al público con los resultados de la arqueología tradicional mostrando las similitudes o diferencias entre nosotros y nuestros ancestros, dado que son capaces de registrar también el contexto social con el que los objetos se relacionan. Desde esta perspectiva “los objetos comunes, sus patrones de uso, y sus efectos en nuestra conducta social, económica, religiosa y política son tan importantes para la historia de América como las transcripciones de las audiencias de Watergate” (Rathje, 1979). De hecho, el Proyecto Basura es una muestra de este tipo de estudio.[6]

 

Para ejemplificar, en un pequeño artículo de William Rathje publicado por la Revista Smithsonian en 1992, el autor expuso “los cinco mayores mitos acerca de la basura, y por qué están mal” cuya respuesta resumo y parafraseo en los siguientes puntos:

 

      Los empaques de comida rápida, el poliestireno y los pañales desechables son el mayor componente de la basura de los americanos: Se comprobó mediante excavaciones en los vertederos que en realidad los empaques de comida rápida representan el .033% del volumen de los vertederos, la espuma de poliestireno un 1% y los pañales desechables no más del 1.4%. Este mito tiene más relación con el hecho de que estos objetos son muy visibles.

      El plástico es un gran problema: El plástico ocupa el 22% del volumen de los vertederos y una vez que se compacta ocupa sólo el 16% mientras que el papel ocupaba el 40% Además los productores de plástico constantemente están buscando cómo aligerar sus empaques.

      Gran parte de la biodegradación ocurre en los vertederos: La biodegradación de algunas materias orgánicas ocurre en los vertederos que deben estar construidos con ventilas para el metano, pero una vez que quedan cubiertas los microorganismos que digieren estos residuos carecen de oxígeno para descomponerlas. De hecho, debido a esto el Proyecto Basura localizaba restos de hot dogs y periódicos con décadas de antigüedad, y aún, así es afortunado que el plomo de la tinta en esos periódicos no se filtrara a las aguas subterráneas.

      América se está quedando sin espacios seguros para poner vertederos: América cuenta con muchos espacios para colocar vertederos, los vertederos cierran porque alcanzan su capacidad y es costoso mantenerlos. Se pueden construir mejores y más efectivos sitios de disposición final, pero en realidad las decisiones económicas y políticas son los aspectos que más dificultan la toma de decisiones respecto en qué área colocar los vertederos.

      Per cápita, los americanos están produciendo basura a una escala más acelerada: el tipo y cantidad de residuos cambia con el paso del tiempo por diversos factores, las ciudades también aumentan o disminuyen su población, por lo que no es sencillo establecer la comparación.

 

En efecto, a finales de los años ochenta y ante el inminente cierre de algunos vertederos en Estados Unidos, el público y diversos medios de comunicación señalaron como responsables del exceso de basura a las cadenas de comida rápida y las compañías de pañales desechables, lo que derivó en diversas propuestas de políticas públicas que buscaban prohibir la producción de estos productos. El Proyecto Basura había iniciado ya en 1987, y con datos reunidos en el lapso de 1987-1995 pudo dar respuesta acerca de la verdadera composición de los residuos en los vertederos, comprobando que en realidad la mayor parte del volumen de los residuos estaba compuesto por papel un 40% y escombros de construcción o demoliciones un 20%, estos últimos, ni siquiera estaban considerados como residuos que deberían encontrarse en vertederos. Los residuos de la comida rápida y pañales abarcaban casi el 3% del volumen.

 

Estos informes reorientaron las políticas públicas hacia el fomento del reciclaje en la acera, pero también demostraron que la biodegradación no ocurre de la forma esperada en los vertederos y que, de hecho, los productos considerados como biodegradables, entre ellos el papel, no se degradan a la velocidad esperada cuando llegan a los vertederos. El método que se siguió para obtener estos datos fue detallado por Rathje en 1996. Para iniciar una excavación en un vertedero el personal del Proyecto Basura estratificaba por fecha y tipo de depósito de residuos, que luego pasaban sistemáticamente a recogerse en estratos de muestreo. Las muestras de residuos se tomaban en intervalos de cada tres metros en diámetros de un metro producidos mediante barrenas de cuchara con un alcance de 32 metros y zanjas cortadas con retroexcavadoras con profundidad máxima de 7 metros. Los materiales recuperados se clasificaban a mano en cuarenta categorías basadas en la composición y función del material, además de registrarse su peso y volumen. En algunas ocasiones también se registró la humedad de los objetos y su concentración de metales pesados o compuestos orgánicos.

 

De esta forma, al clasificar los residuos a partir de la metodología de la investigación arqueológica tradicional aplicada a la basura fresca, el Proyecto Basura estudió “los comportamientos de los consumidores directamente a partir de las realidades materiales que dejan tras de sí, en lugar de partir de autoinformes autoconscientes” (Rathje, 1996) evitando el margen de falla debido al sesgo del informante en la percepción, muchas veces asociado a cuestiones culturales o psicológicas, pero también, asentó una metodología que sigue vigente para explicar la relación entre las sociedades y los objetos que se acumulan en forma de basura.

 

Cabe la aclaración que es importante considerar que estas desmitificaciones fueron elaboradas en un contexto social específico, el Estados Unidos en la década de los años ochenta y noventa, por lo que seguramente podrían cambiar en otros lugares y en el tiempo actual.

El nacimiento de la garbología

Rathje es considerado por Brian Schiffer como el padre de la garbología (Schiffer, 2015) y dada la relevancia del Proyecto Basura, así como su inherente relación con la garbología, ningún acercamiento a sus aportaciones podría dejar de lado la disciplina en la que Rathje fue pionero. De acuerdo con la Enciclopedia del Consumo y los Residuos (Enciclopedy of Consumption and Waste) la basurología o garbología es un “campo que involucra el estudio de los desechos y los residuos que le permite a los investigadores documentar información sobre la naturaleza y la evolución de los residuos modernos, lo que contribuye al estudio de la sociedad o cultura humana contemporánea [...] utilizado por primera vez por los recolectores de residuos en la década de 1960 [...] J. Weberman popularizó el término al describir su estudio de la basura de Bob Dylan en 1970” (Zimring & Rathje, 2012) aunque se usa también para referirse a la “ciencia de la gestión de residuos”, por lo que se conoce a quienes la practican como “garbólogos”. Hoy podemos decir que Rathje creó una ciencia muy particular y de suma importancia para nuestros tiempos: la ciencia social de la basura.

 


 

Bibliografía

LANE, M. R. (2011). A conversation with William Rathje. Anthropology Now, 3(1), 78-83.

RATHJE, W. L. (1979). Modern material culture studies. Advances in archaeological method and theory, 2, 1-37.

RATHJE, W., & C. Murphy (1992). Five major myths about garbage, and why they're wrong. Smithsonian, 23(4), 113-122.

RATHJE, W. L. (1996). The Garbage Project & the archaeology of us. Encyclopaedia Britannica's Yearbook of Science and the Future. New York: Encyclopaedia Britannica, 158-177.

RATHJE, W. L., & C. Murphy (2001). Rubbish!: the archaeology of garbage. University of Arizona Press.

SCHIFFER, M. (2015). William L. Rathje, Father of Garbology. Arizona Anthropologist, 25, 78-86.

Zimring, C. A., & Rathje, W. L. (Eds.). (2012). Encyclopedia of consumption and waste: the social science of garbage (Vol. 1). Sage.

 



[1] Egresada de la Licenciatura en Sociología por la Universidad de Guadalajara, México.

[2] Las citas que se encontrarán a lo largo de este texto son traducción de la autora.

[3] La participación de los entonces estudiantes Allen, S. y Araiza, F. citados en Rathje, 1979, es particularmente relevante para que este se haya inclinado hacia la garbología. “El Proyecto Basura se inspiró en una clase de antropología de la Universidad de Arizona en 1971 diseñada para enseñar principios de metodología arqueológica. Los estudiantes emprendieron proyectos independientes de artefactos y diversos tipos de comportamiento que incluían la comparación de muestras de basura de diferentes hogares, un enfoque que parecía muy prometedor” (Zimring & Rathje, 2012).

[4] Alan Jules Weberman nacido en 1945 fue un escritor y activista político estadounidense que acuñó los términos "garbología" y "dylanología".

[5] “Iniciado oficialmente en 1973, el Proyecto Basura nació en medio de la controversia académica, pues los prehistoriadores se escandalizaron. Recuerdo vívidamente un comentario de alguien que no podía entender cómo Rathje, que ya era un eminente mayista, podía traicionar su doctorado en Harvard y "tirar por la borda su carrera"” (Schiffer, 2015).

[6] “Rathje concibió el Proyecto Basura como una herramienta versátil en busca de aplicaciones — cualquier aplicación —. En sus palabras: "El principal objetivo del Proyecto Basura es explorar las posibles aportaciones de la investigación sobre residuos proporcionando datos valiosos al mayor número posible de investigadores y responsables políticos en todos los ámbitos de interés"” (Rathje 1984: 12 citado por Schiffer, 2015).